Los vientos de la fortuna, particularmente volubles en Wall Street, han experimentado un cambio dramático con respecto a China. Apenas entrado el segundo trimestre de 2024, la narrativa en torno a la segunda economía más grande del mundo se ha transformado de una impregnada de pesimismo a un optimismo floreciente. Es un giro lo suficientemente marcado como para hacer dudar incluso a los observadores de mercado más experimentados, lo que provoca una reevaluación de supuestos que parecían firmemente arraigados apenas unos meses antes. El abatimiento que nubló el sentimiento de los inversores al comienzo del año, alimentado por una confluencia de vientos económicos en contra, parece estar disipándose, reemplazado por un resurgimiento de la confianza tentativo, pero tangible.
Retrocedamos a los primeros días de 2024. China lidiaba con las sombras persistentes de la pandemia. Su tan esperado resurgimiento económico se sentía decepcionantemente lento. Los desafíos clave incluían:
- Actividad de Consumo Anémica: El gasto interno, un motor crítico para el crecimiento, se mantuvo obstinadamente débil, sin poder recuperar su vigor previo a la pandemia.
- Ansiedad en el Sector Inmobiliario: Los problemas persistentes dentro del vital mercado inmobiliario arrojaron una larga sombra sobre la estabilidad económica y la salud financiera en general.
- Resaca Regulatoria: Las réplicas de una amplia campaña regulatoria, dirigida particularmente a los influyentes gigantes tecnológicos de la nación, continuaron frenando la innovación y el apetito de los inversores.
Este pesimismo generalizado encontró un claro reflejo en los mercados financieros. Hong Kong, tradicionalmente la principal puerta de entrada para las empresas de China continental que buscan capital internacional, vio cómo su cartera de ofertas públicas iniciales (IPO) se agotaba. El índice de referencia de la ciudad, el Hang Seng Index, se convirtió en emblemático del malestar, llegando cojeando a la línea de meta de 2023 tras registrar su cuarto año consecutivo de caídas, una racha lúgubre que subrayó la profundidad del escepticismo de los inversores. El término ‘ininvertible’ comenzó a circular con alarmante frecuencia en las discusiones sobre las acciones chinas.
El Viento Cambia: ¿Un Nuevo Amanecer en Hong Kong?
Avancemos rápidamente hasta el presente, y la atmósfera, particularmente presenciada durante la reciente ‘Mega Event Week’ de Hong Kong, es marcadamente diferente. Reuniones como la HSBC Global Investment Summit y el Milken Global Investor Symposium bullían con una energía renovada. Ejecutivos bancarios y financieros de alto perfil, provenientes de centros financieros globales, articularon un tema consistente: nunca perdieron realmente la fe en el potencial a largo plazo de China y su crucial centro financiero, Hong Kong. El sentimiento predominante no era solo retórica esperanzadora; estaba respaldado por movimientos tangibles del mercado.
Consideremos el rendimiento del Hang Seng Index. A finales de 2024, ha protagonizado un notable repunte, subiendo casi un 20% en lo que va del año. Este rendimiento contrasta fuertemente con los principales índices globales durante el mismo período, incluida una caída de aproximadamente el 3% en el S&P 500 y una disminución más pronunciada del 5.8% en el Nikkei 225 de Japón. Esto no es simplemente un impulso general del mercado; titanes corporativos chinos específicos están liderando la carga. Las acciones de nombres conocidos como el gigante del comercio electrónico Alibaba, el innovador de electrónica Xiaomi y el líder de vehículos eléctricos BYD han registrado impresionantes ganancias de dos dígitos, recuperando un terreno significativo perdido durante la recesión anterior.
Este resurgimiento del mercado no ha pasado desapercibido para los árbitros de la asignación global de capital. Las principales instituciones de Wall Street están revisando activamente al alza sus perspectivas y precios objetivo para las acciones chinas. Su razonamiento apunta hacia dos catalizadores clave: señales políticas cada vez más positivas que emanan de Beijing y, quizás de manera más inesperada, el potencial disruptivo desatado por un contendiente de inteligencia artificial de cosecha propia, DeepSeek.
‘Absolutamente es invertible’, declaró Jenny Johnson, directora ejecutiva del gigante de inversión global Franklin Templeton, hablando inequívocamente sobre China en la cumbre de HSBC. Su sentimiento capturó la esencia de la perspectiva cambiante. Frederic Neumann, economista jefe para Asia de HSBC, describió el cambio en la narrativa como nada menos que ‘sorprendente’ en conversaciones con Fortune, señalando un aumento palpable tanto en ‘optimismo como en interés en China’.
Bonnie Chan, CEO de Hong Kong Exchanges and Clearing (HKEX), el operador de la bolsa de valores de la ciudad, destacó esta transformación durante el evento de HSBC. ‘Hace apenas un año, muchos inversores internacionales consideraban las acciones chinas ininvertibles’, observó, ‘pero su opinión cambió en septiembre, y muchos de ellos han comenzado a aumentar sus inversiones en Hong Kong y China’. Esta confianza renovada se está traduciendo en acciones concretas. La bolsa de Hong Kong vuelve a atraer importantes IPOs de grandes corporaciones chinas. Un excelente ejemplo surgió recientemente: CATL, líder mundial en fabricación de baterías y proveedor clave de Tesla, recibió la autorización regulatoria para una posible IPO de 5 mil millones de dólares en Hong Kong. Si tiene éxito, representaría la mayor cotización pública de la ciudad desde los días más boyantes de 2021, señalando una posible reapertura del canal de captación de capital que parecía restringido.
El Fenómeno DeepSeek: Un Catalizador de IA para la Confianza
Identificar el origen preciso de este repunte es complejo, pero muchos observadores señalan un desarrollo tecnológico específico como un momento crucial: la aparición de DeepSeek AI. Lanzado a finales de enero de 2024, el modelo de inteligencia artificial de DeepSeek atrajo una atención significativa por su combinación de potencia, eficiencia y, fundamentalmente, asequibilidad. Su llegada envió ondas a través del panorama tecnológico global, contribuyendo a una reevaluación del valor que, según se informa, eliminó alrededor de un billón de dólares de las valoraciones de las acciones tecnológicas estadounidenses, al tiempo que añadía un valor comparable a sus contrapartes chinas.
DeepSeek no era solo otro modelo de IA; sirvió como un símbolo potente. ‘DeepSeek fue una inyección de ánimo para aquellos que buscaban ver confianza’, comentó Kevin Sneader, Presidente de Goldman Sachs para Asia-Pacífico ex-Japón, durante el simposio Milken. Enfatizó que no se trataba simplemente de la tecnología en sí, sino de lo que representaba: la capacidad duradera de China para la innovación de vanguardia, incluso después de períodos de intensa presión regulatoria.
La importancia percibida de DeepSeek se amplificó poco después de su debut. Su fundador, Liang Wenfeng, fue notablemente incluido en un simposio de alto nivel con el presidente Xi Jinping. Compartió escenario con titanes establecidos de la industria china, como el fundador de Tencent, Pony Ma, y el fundador de Huawei, Ren Zhengfei. Esta reunión, caracterizada por Sneader como una reunión de ‘apretón de manos’, fue interpretada por muchos inversores como una señal poderosa, aunque simbólica. Sugirió que Beijing quizás estaba suavizando su postura hacia el sector privado, particularmente en áreas estratégicas como la tecnología, y estaba lista para defender la innovación nacional una vez más. ‘La confianza parece haber regresado’, concluyó Sneader, reflejando la interpretación que se extendía por los círculos de inversión.
Yimei Li, CEO de China Asset Management, se hizo eco de este sentimiento, señalando que DeepSeek sirvió como un potente recordatorio para los inversores internacionales de que el sector tecnológico de China posee una profunda fuente de potencial innovador. La narrativa pasó de una dominada por el riesgo regulatorio a una que reconoce la fortaleza competitiva.
Este renovado enfoque en la innovación tecnológica china es palpable. Clara Chan, CEO de la Hong Kong Investment Corporation (HKIC), observó durante el evento de HSBC que los inversores internacionales, incluidos los radicados en EE. UU., ahora están examinando el panorama tecnológico de China con mucha mayor intensidad. Además, señaló un creciente deseo entre estos inversores de aprovechar la posición única de Hong Kong –su combinación de estándares internacionales y proximidad a China continental– como base estratégica para desplegar capital en este sector en evolución, buscando a menudo la colaboración con instituciones financieras nacionales. El potencial de Hong Kong para actuar como puente, facilitando la inversión global en la próxima ola de desarrollo tecnológico de China, parece estar resurgiendo.
Preguntas Pendientes: El Enigma del Consumo
Si bien el optimismo burbujea en torno a la tecnología y las señales políticas, persisten preguntas significativas sobre la salud general de la economía china, particularmente en lo que respecta al consumo interno. Revitalizar el gasto de los hogares se considera crucial para lograr un crecimiento más equilibrado y sostenible, reduciendo la dependencia de la inversión y las exportaciones.
Desde septiembre de 2023, los funcionarios chinos han señalado repetidamente su intención de impulsar el mercado interno. Las promesas de medidas de estímulo destinadas a alentar a los consumidores a abrir sus billeteras han sido un tema recurrente, reiterado después de las importantes reuniones políticas de las ‘Dos Sesiones’ a principios de año. La retórica reconoce claramente la necesidad de impulsar la demanda interna, que se ha rezagado considerablemente desde que se levantaron las estrictas restricciones por el COVID-19.
Sin embargo, la escala del desafío es sustancial. La economista Keyu Jin, hablando en el evento Milken, proporcionó un contexto crudo. Destacó que el consumo representa actualmente solo alrededor del 38% del Producto Interno Bruto (PIB) de China. Esta cifra es ‘realmente muy baja en comparación con economías mucho más avanzadas’, donde el consumo suele desempeñar un papel mucho más importante. Jin también señaló las significativas disparidades dentro de China, mencionando la existencia de ‘cientos de millones de personas en áreas rurales’ que carecen del mismo acceso a servicios esenciales como atención médica, educación y redes de seguridad social en comparación con sus contrapartes urbanas. Cerrar esta brecha y empoderar económicamente a sectores más amplios de la población está intrínsecamente ligado a liberar un mayor poder adquisitivo.
A pesar de estos obstáculos, algunos líderes financieros están adoptando una perspectiva decididamente a largo plazo. Ali Dibadj, CEO de Janus Henderson Investors, articuló este punto de vista en la conferencia de HSBC. ‘Es realmente difícil apostar en contra de cualquier país que tenga 1.4 mil millones de personas’, afirmó, enfatizando la escala pura del mercado potencial. Señaló la ‘historia enormemente exitosa, mucha innovación, mucha motivación y, lo que es importante, muchos incentivos creados por el gobierno’ de China como razones para un optimismo subyacente, sugiriendo que los desafíos actuales podrían ser navegables en un horizonte más largo.
Neumann de HSBC sugirió que, si bien no se esperan milagros inmediatos, los inversores perciben una evolución ‘gradual’ en el enfoque de Beijing hacia la estimulación del consumo. La creencia, dijo a Fortune, es que ‘está ocurriendo un cambio estructural en China, que podría llevar varios años, pero ciertamente algo está sucediendo’. Esto implica paciencia entre algunos inversores, que están dispuestos a mirar más allá de los puntos de datos a corto plazo hacia un potencial, aunque lento, reequilibrio de la economía.
Sin embargo, el escepticismo persiste. Stephen Roach, ex presidente de Morgan Stanley Asia y observador de larga data de la economía china, ofreció una evaluación más crítica. En una entrevista reciente con Bloomberg, desestimó gran parte de la retórica oficial sobre el consumo como ‘más eslóganes que acciones sustantivas’, sugiriendo una brecha significativa entre las intenciones declaradas y la implementación efectiva de políticas. Esto subraya el debate en curso y la incertidumbre sobre si Beijing posee la voluntad política y las herramientas políticas adecuadas para diseñar el cambio deseado hacia un modelo de crecimiento liderado por el consumo. Los problemas no resueltos del sector inmobiliario también continúan pesando sobre la confianza del consumidor y el impulso económico general.
Fortunas Contrastantes: ¿Sombras sobre el Mercado Estadounidense?
El renovado interés en mercados como China y potencialmente Europa encuentra un telón de fondo contrastante en el sentimiento actual que rodea al mercado de Estados Unidos. Mientras China experimenta una ola de mejoras, las preocupaciones parecen estar aumentando para las acciones estadounidenses, que anteriormente habían disfrutado de una larga racha de dominio, particularmente en el sector tecnológico.
Varios factores están contribuyendo a una perspectiva más cautelosa para EE. UU.:
- Temor a los Aranceles: La perspectiva de crecientes tensiones comerciales y aranceles, particularmente vinculada al ciclo político y posibles cambios en la política administrativa, crea una incertidumbre significativa para las cadenas de suministro globales y la rentabilidad corporativa.
- Presiones Inflacionarias: La inflación persistente sigue siendo una preocupación importante, lo que podría requerir períodos prolongados de tasas de interés más altas, que pueden frenar la actividad económica y presionar las valoraciones de las acciones.
- Sentimiento del Consumidor Vacilante: A pesar de un mercado laboral relativamente robusto, la confianza del consumidor en EE. UU. ha mostrado signos de fragilidad, lo que podría afectar los patrones de gasto futuros.
Esta cautela se refleja en el rendimiento del mercado. Aaron Costello, Jefe de Asia para Cambridge Associates, destacó un factor de riesgo clave en la conferencia Milken: ‘El mayor factor de riesgo individual en la mayoría de las carteras es la tecnología estadounidense’. De hecho, las llamadas acciones ‘Magnificent Seven’, que impulsaron gran parte de las ganancias del mercado el año anterior, han enfrentado vientos en contra en 2024. En el momento de las declaraciones de Costello, muchas estaban en territorio negativo para el año, con retrocesos significativos en gigantes como Nvidia (más del 20% abajo) y Tesla (más del 30% abajo).
La naturaleza impredecible de la política comercial de EE. UU. bajo la administración Trump añade otra capa de complejidad. Los pronunciamientos sobre aranceles han oscilado, creando confusión y ansiedad para empresas e inversores. Un momento sugiere que los aranceles podrían ser menos severos de lo temido, solo para ser seguido por gravámenes inesperados, como el impuesto propuesto del 25% sobre las importaciones de automóviles o aranceles vinculados a las importaciones de petróleo de naciones específicas. La anticipación que rodea la revelación de nuevos aranceles específicos por país mantiene a los mercados en vilo.
Este entorno ha llevado a algunos a cuestionar la trayectoria futura de la integración económica global. El presidente de HSBC, Mark Tucker, al inaugurar la conferencia de su banco en Hong Kong, ofreció una perspectiva aleccionadora: ‘La globalización tal como la conocíamos puede haber llegado a su fin’, sugirió. ‘Lo que solía ser sostenible ya no lo es’. Esto refleja un reconocimiento más amplio de que las tensiones geopolíticas, los impulsos proteccionistas y los realineamientos de la cadena de suministro están remodelando fundamentalmente el panorama económico global, creando tanto riesgos como, potencialmente, nuevas oportunidades en regiones previamente eclipsadas por el dominio del mercado estadounidense. El renovado enfoque en China, a pesar de su propio conjunto de desafíos, puede entenderse en parte dentro de este contexto de diversificación y búsqueda de crecimiento en un orden mundial cambiante.